Juan Carlos García se crió en un campo de Sánchez Ramírez. Siempre fue un estudiante meritorio. Y una infancia llena de resiliencia y desafíos.
Desde pequeño su asignatura preferida y en la que más se esforzaba por aprender era Ciencias Naturales. Se tomaba hasta tres horas de la clase para explicar temas que le apasionaban. Poco a poco este interés trascendió las aulas. Era quien motivaba en su comunidad a que los otros niños ahorraran agua, botaran la basura en el zafacón y no la lanzaran al río.
Desde sus días como estudiante, promovió jornadas de reforestación y limpieza de cañadas en su comunidad. En el liceo donde estudió, logró que las 60 horas de servicio comunitario obligatorias fueran dedicadas a actividades ambientales.
Sin saberlo, desde su niñez, se estaba formando para ser un eco-héroe y que décadas después se convertiría en Premio Nacional de la Juventud 2025 en la categoría “Preservación y Fomento de Recursos Naturales”.
Juan Carlos contó que solo recuerda cuando llamaron su nombre, y que después de eso todo es confuso, hasta el final de la ceremonia sintió una especie de limbo, de tantas emociones tras recibir el preciado premio.
En un principio no estaba seguro de participar, y, de hecho, era la primera vez que lo hacía. Aprovechó el último día de la última prórroga, y mandó su postulación media hora antes de la medianoche.
“Me siento muy agradecido de Dios por darme la oportunidad de ser un apasionado por los temas medioambientales y por la confianza, por todo el apoyo, el respaldo, el respeto y la apuesta que tiene el país a mi persona, así como también de otras nacionalidades que me dan ese voto de confianza para que nosotros podamos ir impactando a las sociedades”, dijo García, quien en la actualidad está cursando un doctorado en Ciencias con Enfoque en Desarrollo Sustentable, en la Universidad Autónoma de Nuevo León en Monterrey, siendo el primer dominicano en ser parte de ese programa de estudios.
Una infancia de retos
Desde su niñez, Juan Carlos tuvo que asumir grandes responsabilidades. Su madre trabajaba para mantener a sus hijos y a sus padres, quienes quedaron ciegos. A los nueve años, al ver que su abuela necesitaba ayuda, decidió cambiar su horario escolar para poder cocinarle.
“Hablé con el director de la escuela para cambiarme al turno de la tarde. Mi abuela, sentada en su silla, me iba diciendo los ingredientes, aunque al principio todo me quedaba malísimo…”, recuerda con una sonrisa. Pese a estas responsabilidades, nunca descuidó sus estudios.
Más adelante, su compromiso ambiental lo llevó a integrarse en la lucha por la protección de Loma Miranda, a través de la pastoral juvenil de la Iglesia Católica.
Trayectoria académica y activismo internacional
Tras graduarse de la escuela, García enfrentó dificultades económicas para acceder a la universidad. Contactó a más de 30 instituciones hasta obtener una beca en la Universidad ISA, en Santiago, donde obtuvo una licenciatura en Ciencias de la Naturaleza. Durante su formación, trabajó con diversas organizaciones en proyectos de conservación y preservación de cuencas hidrográficas.
Su impacto ha trascendido fronteras: representó a la República Dominicana en la Asamblea General de la ONU y en el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. En 2018, participó en foros sobre economía ecológica y agroindustria en Carolina del Norte, EE. UU. Posteriormente, en 2020, viajó a Corea del Sur para la Cumbre Mundial de la Paz, donde fue reconocido en la categoría de liderazgo juvenil y activismo social.
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Continuó su preparación académica en España con una beca del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (MESCYT), convirtiéndose en el primer dominicano en cursar el programa de Desarrollo Sostenible en la Universidad de Castilla-La Mancha. Allí, también realizó una estancia de investigación en el Instituto de Investigaciones Ambientales de Castilla-La Mancha y fue voluntario de la Unión Europea en proyectos de sostenibilidad ambiental.
A finales de 2023, Juan Carlos fue contactado para trabajar en un proyecto de la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) sobre agricultura climáticamente inteligente en el sur y sureste de la República Dominicana. Su metodología de enseñanza ambiental busca crear vínculos emocionales con la naturaleza.
Ahora realiza programas de reforestación en las escuelas y pide a los estudiantes que asignen nombres a esas plantas. Así se crea un vínculo y aumenta la conciencia sobre su cuidado.
Con el reconocimiento del Premio Nacional de la Juventud, Juan Carlos se siente con más responsabilidad que nunca. “Este premio no es solo una estatuilla, sino un compromiso. Ya varios centros educativos de mi provincia me han contactado para que comparta mi experiencia. No busco remuneración, pero sí apoyo logístico para llevar el mensaje a comunidades vulnerables”, expresa.
Más que la estatuilla o el reconocimiento, lo más especial que ha podido tener Juan Carlos, son conexiones que pueden hacer que se produzcan cambios en la sociedad.
Además, busca fortalecer la identidad y desarrollo de su provincia, señalando la necesidad de una mayor coordinación institucional para gestionar sus recursos de manera eficiente.
“Es una provincia rica en recursos, pero con carencias eh administrativas, falta de apoyo institucional, falta de coordinación… No me parece prudente que una provincia tan pequeña tenga tantos planes de desarrollo.» Yo entiendo que lo necesario aquí es crear un solo plan de desarrollo y que ese plan esté creado por una mesa intersectoria”, concluye.
Con una trayectoria inspiradora y una pasión inquebrantable por el medioambiente, Juan Carlos García sigue demostrando que las pequeñas acciones pueden generar un gran impacto en la sociedad.
Juan García, Premio Nacional de la Juventud en Preservación y Fomento de Recursos Naturales
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a la revista por dedicar este espacio para compartir mi historia, trayectoria y compromiso con el medioambiente. Es un honor ver reflejado mi recorrido, desde mis inicios hasta este importante reconocimiento con el Premio Nacional de la Juventud 2025 en la categoría de Preservación y Fomento de los Recursos Naturales.
Cada palabra de este artículo me motiva aún más a seguir trabajando con pasión por la conservación de nuestros recursos y el desarrollo sostenible de nuestra sociedad. Agradezco a quienes han sido parte de este camino, a mi familia, a mis mentores y a todas las personas que han creído en mi misión.
Más allá del reconocimiento, este premio es un compromiso con la juventud y con las futuras generaciones. Sigamos apostando por el cambio y por una República Dominicana más sostenible.
¡Gracias por contar mi historia y ayudar a amplificar este mensaje!