En el marco del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, tres jóvenes profesionales compartieron sus experiencias con un grupo de niñas de siete años en adelante, en una actividad organizada por el Grupo Jaragua.
El evento, realizado en el Jardín Botánico Profesor Eugenio de Jesús Marcano Fondeur, tuvo como objetivo inspirar a las nuevas generaciones a interesarse por la ciencia y la conservación del medioambiente.
Las invitadas fueron Pamela Tejada, biotecnóloga y especialista en tratamiento y valorización de residuos y sargazo; Bianka Sanó, estudiante de Biología en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); y Carolina Pichardo, periodista de investigación y directora del medio especializado en cambio climático, Raíz Climática.
Historias que inspiran
Durante la actividad, cada una de las participantes compartió su trayectoria y el impacto de su trabajo en la sociedad.
Pamela Tejada explicó cómo la biotecnología puede contribuir al cuidado del medioambiente, detallando su investigación sobre el aprovechamiento del sargazo. Explicó que, a partir de este alga, es posible producir abono para cultivos orgánicos, obtener carbón activado para absorber metales pesados en ríos y fabricar bioplástico mediante la extracción de alginatos.
Además su vasta experiencia en el área, también ha tenido la oportunidad de viajar por el mundo para conocer a otros científicos y tener de primera mano las novedades en biotecnología.
También participó Bianka Sanó, quien contó que desde pequeña sintió una fuerte conexión con la naturaleza, influenciada por sus padres, quienes le inculcaron el cuidado del medioambiente. Creció rodeada de animales y plantas, además de participar en protestas ambientales en Haina debido a la contaminación.
Decidió estudiar Biología antes de los 15 años, movida por su curiosidad sobre la naturaleza. Mientras sus compañeros elegían carreras más tradicionales, ella tenía claro que quería comprender la relación entre los seres vivos y su entorno. Su amor por el trabajo de campo la llevó a especializarse en reptiles y anfibios, aunque inicialmente trabajó en biología marina.
Sanó recordó su primera oportunidad en el mundo de la investigación: comenzó como voluntaria en el Centro de Investigación de Biología Marina de la UASD, donde se convirtió en buzo profesional y avanzó en la exploración de arrecifes de coral. Aunque encontró resistencia en su familia, que consideraba riesgoso el buceo, ella defendió su pasión por la ciencia, argumentando que es más probable sufrir un accidente en el tráfico que en una inmersión controlada.
En su exposición, también destacó la importancia de los anfibios como bioindicadores de la salud ambiental. «Donde hay anfibios, hay un ecosistema saludable», explicó, señalando su sensibilidad a los contaminantes. Además, subrayó su papel en el control biológico de artrópodos y en la cadena trófica, advirtiendo que su desaparición afectaría el equilibrio ecológico.
Ahora trabaja en el Ministerio de Medio Ambiente, específicamente en el área de la Línea Verde, descrito como un canal para recibir, clasificar, tramitar y dar seguimiento a las denuncias, quejas y reclamaciones ambientales de los ciudadanos.
Por su parte, Carolina Pichardo, se sumó al periodismo ambiental desde 2022, cuando se inició en investigaciones sobre especies en peligro de extinción en República Dominicana; y trabajos sobre justicia climática y transición energética.

Su experiencia la ha hecho ser parte de la Red de Periodismo Ambiental de la Universidad de Oxford, siendo la primera dominicana en ser parte de este selecto grupo.
Carolina recomendó a las niñas a perseguir sus sueños y en convertirse en activistas ambientales en sus comunidades, para concientizar a sus compañeros sobre la importancia del cuidado de nuestro medioambiente.
Un mensaje para las futuras científicas
Las participantes aprovecharon la ocasión para motivar a las niñas a seguir sus sueños en la ciencia, sin temor a los estereotipos de género.
«Sé lo que quieras ser, no permitas que tu género te limite», aconsejó Sanó. «Si esperas a estar lista, esperarás toda tu vida. No tengas miedo de ser diferente.»
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El evento no solo permitió que las niñas conocieran de cerca a mujeres destacadas en distintas áreas científicas, sino que también fomentó su interés por carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), ámbitos en los que aún persisten desafíos para la participación femenina.
Sobre el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia
Establecido por la ONU en 2015, este día busca visibilizar las contribuciones de las mujeres en la ciencia y reducir la brecha de género en el acceso a oportunidades en este campo. Iniciativas como esta, impulsadas por el Grupo Jaragua, refuerzan la importancia de motivar y empoderar a las futuras científicas desde temprana edad.