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Para Ana Nicolle recibir galardón PNJ 2024 fue una gran responsabilidad para continuar con labor ambiental

Hace justamente un año, Ana Nicolle Javier subía al escenario del Premio Nacional de la Juventud para recibir su galardón por su misión en la preservación y fomento de recursos naturales.

Ahora, en la antesala de la gala final, la joven proveniente de La Vega,  reflexiona a través de Raíz Climática cómo este reconocimiento cambió su trayectoria como activista medioambiental.

RC: ¿Cómo ha sido este año tras haber recibido el Premio Nacional de la Juventud en esta categoría?

AJ: Recibir el Premio Nacional de la Juventud 2024 en la categoría de Preservación y Fomento de los Recursos Naturales ha sido un gran honor, a la vez transformador, pero también una gran responsabilidad. Me permitió amplificar mi voz, mi alcance, dar a conocer el trabajo que con mucha pasión hago, pero también proyectar el que quiero lograr y conectar con otros actores y personas que me apoyen en esa visión. Ha servido también como una oportunidad para motivar a más personas, especialmente jóvenes, a trabajar por el medio ambiente desde cada una de sus áreas y profesiones, porque de eso se trata unir esfuerzos para una causa que nos compete a todos. 

Además, con este Premio se abrieron nuevas puertas y nuevos retos en mi trayectoria profesional. En lo personal, reafirmó aún más mi compromiso, lo considero un regalo inmenso de Dios y una oportunidad para reflexionar sobre cuánto podemos lograr cuando actuamos con pasión y propósito.

RC: ¿Cómo describirías tu trayectoria para alcanzar este reconocimiento?

AJ: Mi trayectoria ha sido un camino de constante aprendizaje, dedicación y compromiso con las causas medioambientales.

Desde joven, siempre sentí una conexión especial con la naturaleza, y a través de mi paso por el Movimiento Scout y el Proyecto Soy Ecológico Reciclo (SER) pude transformar esa pasión en acciones concretas. Mi formación académica en Negocios Internacionales, sumada a entrenamientos en negociaciones climáticas del Programa en Negociaciones (PON) de la Universidad de Harvard y experiencias internacionales como el Climate Reality Project y New Generation Fellowship Program, me han brindado herramientas para trabajar de manera efectiva en proyectos de gran impacto. Sobre todo, de pasar de esfuerzos de menor escala sólo en mi provincia La Vega a dirigir proyectos tanto a nivel nacional como en la Región del Caribe. Veo esta trayectoria como un reflejo de mi creencia en el poder del conocimiento y la colaboración para generar cambios significativos. También, el resultado de pequeños pasos constantes, de estar en apertura para aprender de los demás y de mantener la determinación cuando el camino se complica.

RC:¿Qué te motivó a enfocarte en la conservación y el manejo de los recursos naturales?

AJ: Crecí y nací en La Vega, una provincia llena de recursos naturales, en mi infancia y adolescencia estuve siempre en contacto con la naturaleza, lo que me permitió entender el valor de cuidar nuestros recursos. También, me motivó ver cómo nuestras actividades más cotidianas amenazan estos ecosistemas lo que despertó en mí un sentido de urgencia por actuar. Algo muy importante y lo que impulsó mi deseo de actuar y mi liderazgo fue mi participación en movimientos juveniles como el Movimiento Scout en República Dominicana y mi conexión con los temas sociales y las comunidades vulnerables al cambio climático me hicieron entender que la conservación no solo es un tema ambiental, sino también social y económico. 

Ana Nicolle Javier es una joven oriunda de La Vega.
Ana Nicolle Javier es una joven oriunda de La Vega./ Cortesía de la entrevistada.

RC: ¿Cómo te ha impulsado ser ganadora del PNJ para crear iniciativas o proyectos medioambientales?

AJ: El reconocimiento del Premio Nacional de la Juventud me ha dado un espacio sólido para impulsar proyectos de mayor alcance, principalmente por las conexiones y la apertura que tiene el Premio de cara a las autoridades. Ha fortalecido mi credibilidad como líder ambiental y ha facilitado colaboraciones tanto a nivel local como internacional. Este impulso me ha motivado a desarrollar proyectos e iniciativas más estructurados sobre manejo de residuos sólidos, que este año estoy en intención de lanzarlos, así como mi labor desde la cooperación internacional para la movilización de las finanzas climáticas internacionales hacia el país y promover la sostenibilidad, sobre todo proyectos informativos desde diferentes plataformas digitales. Justamente, el premio fue totalmente un impulso a salir de mi zona cómoda, liberar esas limitantes que me mantenían en mi ‘cajita’ pues prefería la parte estratégica, y no el protagonismo, pero en este momento es necesario para mi visión y ese impacto que quiero lograr. 

RC: ¿Qué retos has enfrentado en tu camino como defensora de los recursos naturales?

AJ: Uno de los mayores retos ha sido trabajar con las barreras culturales y el cambio de comportamiento que es necesario en la sociedad para defender el medioambiente. Muchas veces, las personas ven los problemas ambientales como algo distante o secundario. En nuestra sociedad no existe un deseo genuino de cuidar lo nuestro, sino no usaríamos ‘foam’ a diario, pues ese comportamiento refleja que preferimos esa comodidad que nos brinda sacrificando el impacto que pueda tener en nuestros recursos. 

A lo largo de este camino, he notado que trabajar en proyectos de sostenibilidad puede ser un desafío debido a la limitada disponibilidad de recursos y financiamiento en ciertas áreas, sobre todo porque el beneficio que proyecto no siempre es económico o visible. Esto es también lo que me ha motivado a trabajar en agencias internacionales como el Global Green Growth Institute (GGG), donde realicé una pasantía y en la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA) donde manejo un amplio portafolio de proyectos tanto en el país como en el Caribe. Sin embargo, estos obstáculos han sido una motivación para ser más creativa y persistente en la búsqueda de soluciones y de seguir educando a través de mi labor y en los espacios que pertenezco a visibilizar esta situación.

Ana Nicolle Javier reflexiona como su año como Premio Nacional de la Juventud. / Cortesía de la entrevistada.

RC: ¿Qué métodos o herramientas utilizas para educar y concienciar sobre la importancia de cuidar el medioambiente?

AJ: Utilizo herramientas que combinan educación formal con actividades prácticas. Por ejemplo, en el proyecto SER, hemos implementado talleres interactivos, campañas de reciclaje y visitas a comunidades para promover prácticas sostenibles. Aprovecho las plataformas digitales para llegar a un público más amplio, utilizando redes sociales, impartiendo conferencias y compartiendo contenido para sensibilizar. 

Además, en proyectos internacionales, aplico enfoques como la economía circular, resiliencia climática y las finanzas verdes para dirigir financiamientos a estas áreas, a la vez demostrar cómo las soluciones ambientales pueden ser también oportunidades económicas. 

RC: ¿Cómo crees que los jóvenes pueden contribuir más a la sostenibilidad y protección del medioambiente?

AJ: Creo que los jóvenes tienen un poder increíble para generar cambios. Lo primero es que debemos empezar por nosotros mismos: reducir nuestro consumo, aprender a manejar nuestros residuos, cuidar lo que nos rodea. Pero también podemos alzar la voz, organizarnos y exigir cambios en las políticas públicas y a nuestras autoridades y al sector privado. Cada esfuerzo cuenta, ya sea uniéndose a una campaña de limpieza o desarrollando ideas innovadoras para un futuro más sostenible. Los jóvenes tenemos la energía y la creatividad para liderar este cambio. Lo más importante es educarse, ser conscientes del impacto de nuestras acciones diarias y unir fuerzas con otros jóvenes para hacer frente a estos desafíos climáticos.

Ana Nicolle Javier comenzó con actividades desde su hogar para concientizar sobre medio ambiente./ Cortesía de la entrevistada.

RC: ¿Qué mensaje les darías a otros jóvenes que quieren trabajar en la conservación de la naturaleza?

AJ: Mi mensaje sería: crean en el poder de sus acciones, por pequeñas que sean. Yo inicié desde comunicando en mi hogar y en mi círculo de amigos mi preocupación y la importancia de cuidar el medio ambiente. Nunca subestimen el impacto que pueden generar, sin importar lo insignificante que parezca. Si están apasionados por proteger la naturaleza, busquen conocimiento, involúcrense en proyectos locales y construyan una red de apoyo con personas que compartan sus objetivos, es mi convicción de que quien quiere involucrarse o ya está en estos temas no lo hará solo porque es un arduo trabajo para cambiar un comportamiento transgeneracional de la manera en que hacemos las cosas y que definitivamente impacta en nuestros recursos naturales. Los desafíos ambientales que enfrentamos son grandes, pero también lo es nuestra capacidad de solucionarlos cuando trabajamos juntos. 

Vivimos en un mundo que necesita nuestras ideas, nuestra energía y nuestro amor por el planeta. Lo más importante de todo, tocar puertas, conversar y no tener miedo a los NO del camino. Es un camino lleno de retos, pero también de mucha satisfacción. La naturaleza nos da todo, y nosotros podemos devolverle algo siendo guardianes de su belleza y riqueza.

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